Mezclá el huevo con los condimentos (podes usar los que más te gusten), y pintá bien las tapas.
Espolvoreá con la polenta y el queso, y apisonalo bien con un palote.
Con un cuchillo liso y bien afilado, cortá cada tapa en 8 triángulos. Freílos en abundante aceite hasta que esten crocantes y dorados.
Apoyalos sobre papel de cocina hasta que escurran, y servilos tibiecitos y crocantes!
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