de cáscaras de verduras a un perfecto fondo nutritivo para nuestras comidas.

* FOTO REFERENCIAL
Tras cocinar por el día, las cáscaras y tallos a la basura. El círculo de nunca acabar.
Cáscaras, incluso la piel y tallos del ajo y cebolla de momento siempre terminaban en los
deshechos. No todos tienen acceso a un compost o maneras de aprovechar cada parte del
alimento antes de decirle adiós, pero con un poco de tiempo eso puede cambiar y darle un giro
inesperado a sus guisos, sopas, llenándolas de nutrientes y decirle adiós a depender siempre de
los caldos deshidratados de verduras.
Suena genial, ¿pero qué se necesita?
Sus restos de vegetales, una bolsa plástica reutilizable, una olla con tapa o a presión y agua.
Cada vez que prepare su almuerzo o cena, reserve las cáscaras, pieles, despuntes, tallos, etcétera
de los siguientes alimentos:
Cáscaras, piel o despuntes de: puerro, hinojo, cebolla, apio, zanahoria, ajo, cebollín,
pimientos.
Tallos de: perejil, cilantro, albahaca, tomillo, romero, champiñones.
Hojas de: brócoli, coliflor, hierbas frescas.
Se debe evitar las cáscaras de papas, pepino, lechuga y tomate como ingredientes.
Demasiado exceso de piel de cebolla puede darle amargor a su preparación.
Puede hacerlo durante toda una semana, para que tenga bastante con qué trabajar o cada vez que
lo necesite. Se guarda la bolsa reutilizable en el congelador, llenándola un poquito cada día luego
de ser enjuagadas.
Son sencillos pasos que se pueden volver su nueva rutina después de cocinar.
Cuando tenga una base para continuar, verter a una olla y llenarla con agua fría hasta un par de
centímetros cubriendo los restos de vegetales, para crear un fondo concentrado. Se recomienda
añadir granos de pimienta entera o laurel seco si tiene a mano, de lo contrario no dude que su
preparación será exitosa de todas formas.
Hervir por 15 minutos en olla a presión o 30 minutos, hasta tener un caldo dorado (el color
proviene de la piel de la cebolla)
Debe ser filtrado totalmente para quedarnos solamente con el líquido y desechar al fin los restos
de verduras que cumplieron hasta el último momento una gran labor: una base que puede durar
muchos meses congeladas o ser consumida inmediatamente para sopas, guisos, arroz y mucho
más.
De esta manera reducimos el deshecho, aprovechamos los nutrientes que se hubieran perdido y
creamos una rutina positiva que impactará el sabor de nuestras recetas favoritas.